domingo, 15 de octubre de 2017

El Nacimiento - cuento en el Día de la Madre

         Era tan pequeñita, casi como una semillita de anís. Llegaba a sentirle su perfume penetrante. Imaginaba formas y mil formas. Colores desde el blanco, pasando por el amarillo y hasta el bermellón.
         Todos esperábamos impacientes uno y otro  mes. Un movimiento era un mensaje, una señal, un  sentimiento. Crecía y crecía ante nuestros ojos, pero oculta en su gran cuna de agua.
          Ruiditos y sonidos le llegaban, decía el doctor, por eso le hablábamos suavemente, como un murmullo. Le contábamos historias de hadas y duendes. De un país mágico donde todos los niños y niñas son felices. Y mezclábamos esos sonidos con ritmos de salsas y de pop. Si sentía tanta variedad, seguramente su universo iba a ser aún más amplio.
          Y le contaba sobre las flores, las mariposas y el vuelo de sus alas, como las que ella iba a tener cuando saliera de su huevo, hecho de hilos de seda dorados brillantes. Y le expliqué del sabor tropical del ananá, de los azules intensos  del mar, con corales y peces multicolores. De los inmensos prados verde oscuros, verdes claros, por donde cabalgan caballos salvajes con sus crines al viento y pequeños conejitos blancos saltan entre sus patas.
        Mas sentimos tintinear de campanitas, alguien estaba llamando a alguna puerta. Dijimos campanitas anuncian la llegada de un ángel. Llegó una niña, una hermosa niña de brillantes ojos negros y cabellos azabaches. Llegó una niña, murmuró una enfermera vestida en blanco impecable con ese terrón de azúcar entre sus brazos. Ese terroncito que se esperó nueve meses, nueve lunas.     

Marisa Avogadro Thomé. Periodista - Escritora. De su libro Un viaje imaginario. Cuentos infantiles. Colección Cuentoscomunicarte. Argentina, 2004.



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