Me senté ocupando el lugar del extremo
izquierdo de la mesa de madera marrón oscuro, donde se sentaba la abuela.
Intenté recordar su receta del Budín de
Primavera. Busqué la olla negra de hierro macizo y por su boca grande, comencé
a incorporar los ingredientes. Agua cristalina y fresca del río, con pétalos de
magnolia y azahares de naranjo recién florecidos. A continuación, dos girasoles
abiertos y grandes, como dos soles. Tres pimpollos de rosas rojo pasión, para
que se sienta bien el corazón. Un ramito de violetas de la maceta, para mezclar
en la receta. Unas hortensias verdes esperanza y varios azules de nomeolvides.
En el momento en que todos estuvieron juntos, los revolví con un cucharón de ternura e
ilusión, hasta que estuvo lista la cocción. La dejé reposando hasta que se
enfriara, para servirla en una bandeja sobre el mesa.
En ese instante, se colmó de flores la
aldea, porque había llegado la primavera.
Marisa Avogadro Thomé. “Pasión a la
Madrileña. Cuentos Gastronómicos A la carta”. Mar y Arte Ediciones, amazon.es,
kindle, agosto 2014.
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