jueves, 5 de mayo de 2016

La musicalidad de las fábulas

     Redonda, redonda, flota  sobre las quietas aguas. Gluc, gluc, cae una piedra y  otra más. Verdes y esbeltas se levantan las cañas y los sapitos no paran de croar.
    Poesías y prosas se abren paso en el mundo de las fábulas. Los animales y seres inanimados adquieren características humanas y se comunican. Así como se puede pintar de colores un día triste, se puede escuchar el arrullo del agua.
      El rey león, con su majestuosidad, ruge haciendo temblar los pinos del bosque. Las alas del águila se desplegan en el cielo azul-celeste y generan en su travesía un viento, que mueve las velas de un barco en la laguna encantada.
      Los sonidos expresan sentimientos, simpatías, rechazos. El zumbido de las abejas y el aleteo sutil de las alas de una mariposa. Las gotas de lluvia que resbalan por una enredadera y caen sobre una olla negra de hierro.
      La paloma blanca que denota un ave y connota la paz. Todos se dan cita en las fábulas: el repicar de los tambores salvajes, el elefante, la hormiga, la tortuga, el ciervo, la zorra, el caballo, un leñador, una doncella. La brevedad y una lección de vida, son su esencia.
      Bajo un perfume de  rosas, jazmines y tilos, las percepciones visuales y sonoras se constituyen como un modo de pensamiento.
      La escritura, el arte de la palabra, nos recrea un ambiente, describe situaciones, personajes, paisajes. Nos trasmite colores, olores, sonidos, sabores, texturas.
      Una fábula nos hace viajar al mundo imaginario donde los seres y las cosas toman la palabra: se expresan en la lengua humana y en su propio lenguaje. Todo es sonido: los grillos que cantan su canción favorita, mientras un ruiseñor entona palabras.
     Musicalidad: la capacidad para combinar sonidos y conmover. Acordes, arpegios y sostenidos viven en una burbuja multicolor, que se mueve al ritmo de un tambor y así, en una fábula todo puede ser musical: tus ojos, la risa y el manantial.
 Marisa Avogadro ThoméFinalista del concurso organizado por el Diario “El Espectador” de Colombia y el Festival Internacional de Música de Cartagena, enero de 2014. Publicado en Colombia en el periódico "El Espectador".

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