lunes, 25 de septiembre de 2017

Esfera privada y pública en Internet: cuando los límites se desdibujan

Informaciones de áreas políticas, económicas, educativas, sociales, artísticas, entre otras, corren el mismo destino en  la Internet de las oportunidades y las desventajas. 
       
Un ejemplo de ello fue el 5 de julio del 2011, cuando nos enteramos a través de los diferentes medios de comunicación del mundo que: “Piratas informáticos ingresaron en una cuenta oficial de Twitter operada por Fox News en la madrugada de ayer y publicaron una serie de tweets indicando que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había muerto” (www.losandes.com.ar). A diario, adolescentes divulgan fotos “hot” de sus compañeros de la escuela en las redes sociales virtuales; políticos y artistas debaten sus temas personales y profesionales. 

La Red nos instala nuevamente en el universo de las polaridades, desde el ámbito de la vida privada y la pública y sus desdibujados límites sociales.
Las redes sociales, ya sean reales o virtuales, están formadas por grupos de personas que comparten intereses en común, de los más diversos y reunidas presencialmente en las primeras y de modo electrónico, por la Red, en las segundas. Diferenciadas no sólo por sus objetivos, sino también porque las virtuales traspasan barreras de tiempo y espacio, pueden actuar sus integrantes desde el anonimato o bien plagiando su identidad; reuniendo a cientos de miles de personas en algunos casos, y haciéndonos repensar en esta historia que escribimos desde el nuevo paradigma tecnológico.
Lo privado y lo público 

Se entiende por público, todo lo concerniente a la sociedad o común de un pueblo o comunidad y se lo define como lo opuesto a lo privado, es decir, aquello que se lleva a cabo a la vista de pocos, en un entorno familiar, sin que medien formalidades.

A la luz de los acontecimientos  que se vienen sucediendo y que son difundidos  a través de los diferentes medios de comunicación valiéndose de las nuevas tecnologías;  por una parte, nos enteramos en tiempos antes impensados de hechos públicos, los que nos competen en tanto ciudadanos y la vida social, política, económica, educativa, etc. de los países y también con detalles y contenidos que en otros momentos, podrían no salir a la luz, porque permanecerían “velados” desde sus orígenes y sus fuentes. 

También, desde páginas personales damos a conocer trabajos, actividades, nos vinculamos con personas con intereses similares; nos contactamos en búsquedas de mejores oportunidades laborales, establecemos ayudas en casos de crisis como terremotos, aluviones, etc; por citar sólo algunos ejemplos.  

Se hace evidente que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) desde sus diversas posibilidades tecnológicas: teléfonos celulares inteligentes, con cámaras de fotos, cámaras de video, geoposicionamiento satelital (GPS); acceso a Internet con conexión inhalámbrica (wi-fi); las computadoras personales con acceso a Internet; computadoras portátiles con acceso a la red (notebook o lap-top); asistentes digitales personales con conexión también (PDA), cambian constantemente nuestras posibilidades de intervención en la vida cotidiana, desde el punto de vista del acceso tecnológico y las capacidades de los mismos. A lo que se le suma, la posibilidad de intervención en el mundo público desde la esfera privada y en este caso, con el uso de Internet, al planeta globalizado.
Límites desdibujados      

Conforme a las temáticas abordadas desde las redes sociales virtuales, se evidencia que hay infinidad de temas e intereses que reúnen a las personas, entre ellos legales y no legales; privados y públicos, entre otros. En las mismas, se difunde información falsa sobre países, gobernantes, sucesos, que pueden llevar a situaciones de riesgo y conflictos provinciales, regionales, nacionales, internacionales. Además, resulta un medio facilitador de oportunidades para la concreción de ilícitos tales como: redes de pedofilia; trata de personas; ubicación de artículos robados en mercados compradores; entre otros.

Asimismo, se advierte que algunas personas están perdiendo la capacidad para evaluar que lo que hace a nuestras vidas privadas es justamente el marco de referencia inmediato, compartido entre pocos y tal vez, en busca de la trascendencia en algunos casos o bien amparados en actitudes poco responsables y la necesidad de perjudicar a las personas, en esta carrera del individualismo posmoderno; inundan las redes con informaciones falsas y en algunos casos reales, más pertenecientes a la esfera privada y no a la pública, favorecidos por el anonimato que caracteriza a Internet. Además, de que muchas veces las víctimas de estos hechos,  desconocen que pueden hacer reclamos desde las áreas judiciales pertinentes.

¿Cuál es la línea divisoria entre lo privado y lo público, si es que existe, para difundir hechos en Internet… cuántas veces se traspasan los límites por desconocimiento o porque todos los pares lo hacen?

Lejos de pensar en tiempos sin tecnologías y aprendiendo a caminar y escribir esta nueva historia, tal vez sea necesario que pensemos que valores dejados en el olvido como el respeto, la responsabilidad, la transparencia de acción, la ética se podrían retomar, para escribir un nuevo modelo o paradigma tecnológico, en este tiempo de hipercomunicación tecnológica y tal vez, escasa comunicación interpersonal.          
Mtra. Marisa Avogadro Thomé. Columna "Comunicarte", revista "Razón y Palabra", México. 2011. Disponbile en http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2011/esfera_privada_publica.html

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