La figura geométrica que lo definía era
justamente el triángulo: tres lados, tres ángulos, tres caras, tres vértices.
El número tres para los esotéricos. La hora
del reloj, la hora de la misericordia o tal vez, la hora de la impiedad.
Y cuando miró el reloj pulsera blanco
impecable sobre su piel canela perfumada con fresias y frutas frescas, daban
las tres de la tarde en punto. Giro suavemente su cabeza sobre el hombro, en
dirección al sol naciente y venía él. De pantalón de lino beige y remera
blanca. Alto, erguido; a la cita como siempre. Dejando tras de sí una estela de
perfume a pino recién mojado en el bosque y madreselvas. Dejando una estela de
sabor amargo a encuentro entre sombras y nieblas… Siempre serían tres.
El triángulo: figura perfecta de la
geometría de las vidas paralelas eternas.
Marisa Avogadro Thomé. Escritora -Periodista
Convocatoria de cuento breve sobre
el triángulo, de la revista digital Cuentosymas de Buenos Aires, Argentina.
Disponible en: http://www.cuentosymas.com.ar/blog/el-triangulo/.
Marzo 22, 2011.
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