sábado, 9 de julio de 2016

Cuentos en el Bicentenario de la Independencia de la Argentina

El tablero

     Peones y reyes se debatían la jugada. Una que otra reina se desplazaba orgullosa,  entre el marfil y el ébano, mirando sigilosamente.

     Habían pasado varias horas desde que unos y otros se movían hacia adelante, hacia atrás, en diagonal. Meditando sin mediar palabra alguna sobre qué nuevo desplazamiento iban a realizar.

     Recordaba la célebre frase de que todo  comunica. Miradas, silencios, olvidos, descuidos. Tiempo, incertidumbre, destino. País, personas, patria, desaliento.

     Se respiraba en el aire la tensión de la jugada. Una tenue luz amarillenta iluminaba las piezas del juego. En un costado, la bandera celeste y blanca demostraba el sentimiento que los unía. En el otro lado: un mate de plata cincelado. Un sable brillante como el cuarto de luna que se alcanzaba a  ver desde la ventana oval del cuarto casi desierto. Todo en una atmósfera cargada de tabaco chocolatado, de un habano que se consumía sin cesar.
       

     El tablero tenía ahora sólo unas piezas. Con un sólo movimiento, los federales gritaron:  ¡jake mate!


Los cóndores

     Desde arriba todo era más pequeño pero más amplio. Extendido al infinito azul, azul-celeste. Al infinito del marrón de la tierra. Extendido a escasos verdes.

    Desde arriba, se acallaban las voces, los gritos de auxilio, las plegarias. Se podía ver  como se preparaba el ejército. Una figura masculina esbelta montada en un caballo que se fundía con la nieve eterna. Cientos de personas en uniformes, pertrechos, mulas .Armas por doquier. Una fogata que despedía destellos rojos de coraje, de pasión aguerrida, de pedidos de libertad para los pueblos.

   Desde arriba, justo en la línea del zenit, en la hora en que las luces se confunden con las sombras, El, el Libertador de América, levantaba su sable firme, dando el grito, para cruzar la Cordillera.
 
   Desde arriba, nosotros hacíamos su custodia, cóndores del aire, con el orgullo de la naturaleza que libre, libre vuela.

    Desde arriba, alas desplegadas al viento, como el espíritu de los guerreros, que iban a defender la libertad de nuestras tierras.

Marisa Avogadro Thomé. Estos cuentos han sido publicados en la Sección RazónArte de la revista Razón y Palabra, de México y en cuentosymas.com.ar