Peones y reyes se debatían la jugada. Una
que otra reina se desplazaba orgullosa,
entre el marfil y el ébano, mirando sigilosamente.
Habían pasado varias horas desde que unos
y otros se movían hacia adelante, hacia atrás, en diagonal. Meditando sin
mediar palabra alguna sobre qué nuevo desplazamiento iban a realizar.
Recordaba la célebre frase de que todo
comunica. Miradas, silencios, olvidos, descuidos. Tiempo,
incertidumbre, destino. País, personas, patria, desaliento.
Se respiraba en el aire la tensión de la
jugada. Una tenue luz amarillenta iluminaba las piezas del juego. En un
costado, la bandera celeste y blanca demostraba el sentimiento que los unía. En
el otro lado: un mate de plata cincelado. Un sable brillante como el cuarto de
luna que se alcanzaba a ver desde la
ventana oval del cuarto casi desierto. Todo en una atmósfera cargada de tabaco
chocolatado, de un habano que se consumía sin cesar.
El tablero tenía ahora sólo unas piezas. Con
un sólo movimiento, los federales gritaron: ¡jake mate!
Los
cóndores
Desde arriba todo era más pequeño pero más
amplio. Extendido al infinito azul, azul-celeste. Al infinito del marrón de la
tierra. Extendido a escasos verdes.
Desde arriba, se acallaban las voces, los
gritos de auxilio, las plegarias. Se podía ver
como se preparaba el ejército. Una figura masculina esbelta montada en
un caballo que se fundía con la nieve eterna. Cientos de personas en uniformes,
pertrechos, mulas .Armas por doquier. Una fogata que despedía destellos rojos
de coraje, de pasión aguerrida, de pedidos de libertad para los pueblos.
Desde arriba, justo en la línea del zenit, en
la hora en que las luces se confunden con las sombras, El, el Libertador de
América, levantaba su sable firme, dando el grito, para cruzar la Cordillera.
Desde arriba, nosotros hacíamos su custodia,
cóndores del aire, con el orgullo de la naturaleza que libre, libre vuela.
Desde arriba, alas desplegadas al viento,
como el espíritu de los guerreros, que iban a defender la libertad de nuestras
tierras.
Marisa Avogadro Thomé. Estos cuentos han sido publicados en la Sección RazónArte de la revista Razón y Palabra, de México y en cuentosymas.com.ar
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