Cada noche es un momento
y en los días nada es calma.
Las horas del sosiego para algunos,
son para otros la llama.
La intuición y los duendes
nos circundan.
Y el trabajo sostenido
nos reclama.
De poetas, de vida, de decires.
De colores y de alma.
Marisa Avogadro. Escritora - Periodista