Si una palabra lo definía era su elegancia; el porte, el estilo. Su piel
satinada beige clara y sólo unos toques de blanco y ceniza oscuro.
Detenido, firme, seguro. Mirando a
la distancia. Esperando... Con nombre de luchador, el que enfrenta, el que
desafía.
Tal vez sólo una palabra lo
definía: Chusco El Gladiador, su caballo, su compañero.
Hoy, el hacedor de sus
sueños. Marisa Avogadro Thomé. Escritora - Periodista.
Cuento dedicado al caballo criollo Chusco El Gladiador, de la Cabaña El Chusco y Las Boleadoras, Chivilcoy, Buenos Aires. Disponible en: Podés ver el caballo y el relato
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