Fue amor a primera vista. Sus delgados y firmes dedos resbalaron por su piel azul de seda. Su cuerpo ondulante se movía bajo aromas de flores frescas recién cortadas con tintes de almizcle y misterio.
Segura, alta. Detenida en una esquina blanquecina, que hacía recordar al Mediterráneo. Apoyada sobre las baldosas negras brillantes y rústicas que combinaban con todo el lugar.
Desde la ventana a su lado se veían hasta el mar todos los azules: cielo, oscuros, algunas nomeolvides, las olas y Ella. Venida de tiempos remotos, donde las manos con tierra y agua plasmaron su cuerpo en greda. Como guitarra de curvas firmes cuyo dueño recorre rasgando sonidos en primavera, estaba allí la tinaja antigua adornando la esquina del estar; a la espera.
Una jarra de cristalina agua, un manojo de flores de la pradera. Azul, amor a primera vista, desde la esencia de la artesanía primera.
Marisa Avogadro Thomé. Periodista – Escritora. Publicado en http://www.cuentosymas.com.ar y en México en RazónArte disponible en: www.razonypalabra.org.mx
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