Número 33
Es habitual escuchar a la gente decir: "esto es un problema de educación; qué falta de educación que hay". La educación de antes "era otra cosa". "En la escuela ya nadie aprende" o que "sólo se vive aburrido en la escuela."
En términos del diccionario, educación que viene del latín educatio es: "la acción de desarrollar las facultades físicas, intelectuales y morales". Definen también a la educación general básica como la enseñanza primaria y secundaria y la educación permanente como la que se dispensa durante toda la vida profesional.
Lo cierto es que ha cambiado el panorama general educativo y que nuevos parámetros median estas relaciones.
Muchas personas están interesadas sólo por un trozo de papel que certifique que se ha estudiado, sin interesarles si realmente son poseedores o no del conocimiento. Tal vez porque ese estudio les brinda cierto "status" o lugar social. Sin plantearse el verdadero sentido de dicho estudio y rescatando valores como la ética, que en los tiempos que corren habitualmente no cotizan en plaza y sin embargo deberían.
Frente a ese panorama, crudo y real, aparecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, brindando variadas herramientas, modificando fenómenos sociales y haciendo aún más complejo el entramado educativo en general.
Por una parte, encontramos a la tan mentada comunicación de masas, aquella caracterizada por homogeneizar los contenidos para el público mayoritario; que también produce fenómenos sincréticos, que nivela hacia abajo y que brinda información tipo collage ( se sabe de muchas cosas, pero poco de cada una y nunca se llega al origen del problema).
Mientras la educación actual se queja permanentemente del fenómeno mediático. "Es por culpa de la tele". Pero aquí no estamos hablando en términos de culpabilidad, sino en realidad de usos de herramientas y medios disponibles.
Sobre los medios de comunicación y su empleo en el aula, se ha dicho y se dirá tanto, que para algunos son los ángeles y para otros los demonios, cuando en realidad, deberían ser visto como elementos de mediación de un proceso pedagógico que actuarán conforme al empleo que se realice de ellos y allí la creatividad, los medios disponibles, las actividades al alcance de los docentes y un largo etcétera, irán perfilando los resultados.
Distinto es si se toma a los medios de comunicación y sus programaciones habituales para hablar sobre su influencia en los procesos educativos. Es innegable que las personas están abiertas a un universo cognitivo muy diferente al que existía antes y que aún más diferentes son sus realidades socio-económicas, frente al mismo mensaje que reciben todas y que en países latinoamericanos como los nuestros, con economías francamente deprimidas, la escuela muchas veces se transforma en la cita obligada para poder acceder a una comida diaria.
Más aún, con el advenimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC), se desdibujan las barreras de tiempo y espacio y tanto el proceso de aprendizaje como el de la enseñanza son alcanzados por estos cambios.
Aparece en escena la temática de la interactividad; que si bien nos remite a la idea de actividades entre; resulta de cierta complejidad su definición y más acotada aún, de su definición dentro de la educación. Algunos autores piensan en la interactividad como un modo en que los alumnos a lo largo de diversas actividades respondan, resuelvan, contesten; sin dejar de mencionar que en este sentido, en el marco del aprendizaje, la respuesta lleva un tiempo. Se plantea también este fenómeno como el centro de la mediación pedagógica.
Beatriz Fainholc se refiere a interactividad como "toda conducta humana es un precipitado de relaciones interpersonales. Toda conducta constituye siempre un vínculo en una situación cultural. Toda conducta es un experiencia con otros y con objetos en una situación determinada" ( FAINHOLC, Beatriz 1999: 46).
En el ámbito de las mediaciones pedagógicas "refieren al conjunto de acciones o intervenciones, recursos y materiales didácticos como conjunto articulado de componentes que intervienen en el hecho educativo, facilitando el proceso de enseñanza y aprendizaje. Su principal objetivo es, así, facilitar la intercomunicación entre el estudiante y los orientadores para favorecer por medio de la intuición y del razonamiento, un acercamiento comprensivo de las ideas a través de los sentidos (FAINHOLC, Beatriz 1999: 50).
Es entender también a la interactividad en un sentido de diálogo que cobra muchísima importancia en el ámbito de la educación a distancia y sobre todo en el proceso de cursos "on line"; como elemento mediatizador y de comunicación imprescindible que accionará en beneficio o detrimento, según el uso que se le de, de los resultados obtenidos y por consecuencia de lo más importante en este proceso: "el aprendizaje de los alumnos".
Si nos referimos a los procesos de enseñanza a distancia y on-line, la pantalla de la PC ya ofrece un sistema diferente: no tenemos la pizarra, no está el profesor delante del alumno. Con tan sólo un click en el mouse puede acceder a los hipertextos, navegar por un universo que se va abriendo cada vez más y compartir con sus compañeros a través del chat. Adquiere así relevancia la función del profesor-tutor que se desempeñará también de modo interactivo.
En estos nuevos procesos de enseñanza - aprendizaje a distancia mediados por computadoras; porque como hemos dicho en columnas anteriores, lleva casi cincuenta años la tarea de la educación a distancia; nuevos conceptos se incorporan y también nuevos roles tanto para el alumno como para el profesor. Se desdibuja el espacio físico del aula para dar paso a la pantalla; la enseñanza lineal para dar lugar a la hipertextual; los pasillos de las escuelas se cambian por el escritorio de la PC y la silla ubicados en el hogar. Acceden a la educación personas de diferentes razas, culturas, idiosincrasias, geografías, unidas por un interés en común: aprender. Hoy a través de las NTIC.
Fuentes:
Fainholc, Beatriz. La interactividad en la educación a distancia. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1999.
Mtra. Marisa Avogadro Thomé. Columna "Comunicarte", revista "Razón y Palabra", N 33, junio 2003, México. Disponible en: http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2003/junio.html