Las mujeres de la ciencia: Hipatía
La intención de dedicar un espacio para hablar de la actividad de las mujeres en el ámbito científico no tiene intereses de polarizar un tema de género. Simplemente quiere dejar caer el velo de un área poco conocida y abordada y poner al alcance de todas las personas el trabajo que las féminas vienen desarrollando en silencio a veces, en favor de los avances científicos.
Se pueden remontar al siglo V antes de Cristo, viajar al 2003, volver a la Edad Media o al siglo XVIII, en todos los casos, hallaremos mujeres que con mayores o menores inconvenientes estudiaban y aportaban sus descubrimientos para un mejor desenvolvimiento de la vida humana.
Bastaría un ejercicio muy fácil de realizar para saber si es tan cierta esta propuesta. Podríamos jugar al ¿sabía qué?: una mujer inventó el baño María, el astrolabio, el planisferio, destiladores de agua, tratados de astronomía aún hoy útiles. Estudios sobre el control de la natalidad; la afirmación de que el sol era el centro del sistema planetario, las descubridoras de la vacuna de la viruela y de la meningitis B Y C.
Son sólo algunos ejemplos. Queda al descubierto que es un mundo a explorar el de la actividad de las MUJERES DE LA CIENCIA y que desde esta columna intentaremos ir mostrando, en la medida de lo posible, sabiendo que al nombrar algunas seguramente quedarán otras sin hacerlo, porque tenemos un determinado espacio.
Desde el propium que algunos nos designaron hasta hoy el mundo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, comenzaremos las mujeres a navegar las mujeres por el ciberespacio, intentando reescribir nuestra propia historia.
Elegimos para comenzar esta columna la vida de Hipatía. Si bien desde aquí realizaremos un relato cronológico de la vida de las mujeres de la ciencia para darle un cierto orden, pensamos en esta célebre mujer como punto medio entre los años antes de Cristo y la era cristiana. También porque en tan sólo cuarenta y cinco años de vida, dejó huellas en el paso del tiempo y en las matemáticas, la geometría, la lógica, la mecánica, la astronomía y la filosofía.
Evidentemente si hoy hablamos del cambio de los roles sociales, cuán ardua habrá sido la tarea de Hipatía, que investigó y enseñó todas estas disciplinas en el Museo de Alejandría, en una época en que realmente el propium femenino estaba delimitado por su hogar.
Nació en Egipto, en Alejandría en el año 370 y murió en el año 415 en la misma ciudad. Hija de Teón de Alejandría, un célebre matemático y filósofo de esa época que perfilará la vida y la carrera de su hija y de cuya madre no se sabe mucho.
Algunos escritores refieren que su padre quería hacer de ella un ser perfecto y que pasaba horas realizando ejercicios físicos y luego, el resto del tiempo lo dedicaba a estudiar. Muchos resaltan junto con su belleza intelectual, la belleza física de la última científica pagana del mundo antiguo.
Fue ella quien inventó el planisferio, el idómetro, el destilador de agua, diseñó el astrolabio plano (empleado para medir la posición de las estrellas, los planetas y el sol); un aparato para medir el nivel de agua y otro para determinar la gravedad específica de los líquidos.
Entre sus más de cuarenta libros escritos, se recuerdan "Sobre el Conon Astronómico de Diafanto", refiriéndose a ecuaciones de primer y segundo grado y un tratado sobre las Cónicas (parábolas, conos). Pensar que con el planisferio hasta hoy se enseña geografía en las escuelas y quién diría que una mujer en el siglo IV lo puso a disposición de toda la humanidad.
Imaginemos a Egipto de esa época y más precisamente a Alejandría, ciudad cosmopolita habitada por egipcios, romanos, griegos, sirios, persas, árabes y judíos con un movimiento comercial e intelectual sin igual. Con su famosos Museo de Alejandría, centro de producción de conocimientos adonde asistían personas de Asia, África, Europa, para escuchar a "la filósofa", como la llamaban a Hipatía. Ella había sido instruida por su padre quien también trabajaba en el Museo (fundado por Tolomeo, sucesor de Alejandro Magno). En dicho museo vivían muchos de los profesores e Hipatía estudió con ellos y además viajó a Atenas e Italia para perfeccionarse en filosofía. Y llegó a dirigir este Museo.
Mas fueron años complejos para los habitantes de esta ciudad, por el entorno socio-político. Hipatía, imbuida de sus ideales científicos, considerada por algunos como la primera mujer de la historia que contribuyó al desarrollo de las matemáticas; enseñando las ideas de Platón, dirigiendo un Museo que tuvo más de 500.000 ejemplares de libros a disposición de los estudiosos de las ciencias, con los cristianos conviviendo y obligando a convertirse a la fe a los que no compartían sus ideas religiosas.
Los problemas fueron in crescendo y en el año 390, el obispo de Alejandría, Teófilo, mandó a destruir todos los templos griegos y se originó una matanza. Seguía en pie todavía el centro del conocimiento, el Museo de Alejandría, hasta que Cirilo (patriarca cristiano) años más tarde mandara también a quemarlo con lo cual se perdieron conocimientos, libros, instrumentales, animales, con el consiguiente perjuicio para la humanidad. Pero hasta ese momento, más difíciles aún fueron los años de los estudiosos que trabajaban en este centro del conocimiento, muertos algunos y perseguidos otros, si no se convertían al cristianismo.
Hipatía no escapó a este designio. Ella, que había sido la directora del Museo, no estaba dispuesta a renunciar a sus ideas. Corría el año 415, Hipatía tenía 45 años cuando fue acusada de conspirar contra el patriarca cristiano de Alejandría y conforme a los historiadores, la buscaron, la tiraron de su carruaje, la desnudaron y cortaron su piel con caracoles hasta su muerte.
El poder escribir en el año 2003 estas líneas significa también que los caracoles cortaron una piel y una vida, más no pudieron cercenar el pensamiento. Porque aún hoy, se aplican los conocimientos de esta mujer que desafió a una sociedad y su época. Una mujer que dejó un legado a la humanidad de inventos y conocimientos.
Mag. Marisa Avogadro Thomé