Número 42 - Diciembre 2004
Los tiempos que nos convocan están signados por la palabra cambio y mediados por elementos tecnológicos referidos a comunicaciones. Venimos de procesos rodeados de certidumbres y ahora estamos en terrenos inciertos. Se diluyeron las barreras geográficas y las coordenadas de tiempo y espacio son diferente. Los imaginarios sociales y las comunicaciones también.
En términos de Octavio Islas " El cambio define el devenir del conocimiento humano. El desarrollo tecnológico es un importante generador de cambios. Los cambios que introducen las tecnologías no sólo favorecen el desarrollo de la ciencia, se extienden a la cultura y a la sociedad. El desarrollo tecnológico es determinante en el devenir histórico de las culturas". Y también alude a los autores que afirman que la tecnología absorbió a la cultura y los que realizan el nuevo planteo de la tecnocultura"1
Es indispensable que los comunicólogos reparemos en la necesidad de trascender la teoría de las mediaciones para acceder a una teoría de las interfaces, premisa indispensable para poder orientar el desarrollo de nuestras prácticas comunicativas en los complejos escenarios de investigación que ha introducido el imaginario digital en las ciencias de la comunicación. La formulación de teorías que nos permitan comprender en su justa dimensión comunicativa a las interfases inteligentes, definitivamente representa una de las principales asignaturas pendientes de la academia latinoamericana de comunicación. Sin embargo, para poder hacerlo es indispensable trascender el hermético y sofocante regionalismo disciplinario en el cual hemos decidido permanecer confinados durante tantas décadas2.
Siguiendo con la temática del cambio, aparecen nuevos roles del periodismo, esa actividad que tiene por objeto la selección, procesamiento y trasmisión periódica de informaciones de actualidad para un público masivo o bien para determinados segmentos de ese público, a través de medios de difusión masiva, que ahora tiene un nuevo campo de acción en la red de redes. Entonces contamos con una sociedad real, conviviendo con una sociedad virtual.
Hay grandes desequilibrios económicos, sociales y tecnológicos entre las regiones desarrolladas y las menos desarrolladas. A su vez, la infraestructura de las comunicaciones tiene relación directa con el desarrollo desigual.
Por ello y sobre todo en las regiones rurales, Internet tiene grandes posibilidades de conectar a sectores aislados y poner a su disposición servicios básicos para la población.
En este camino, recursos humanos, tecnologías y economía no caminan de la mano y hay grandes diferencias entre América del Norte y América Central y del Sur.
Algunas cifras del mercado web
La totalidad de cibernautas mundiales son aproximadamente 813 millones, de acuerdo con datos de <http://www.exitoexportador.com> y de ellos a América Latina le corresponden unos 35.5 millones, lo que constituye el 4,4% de los usuarios del mundo. La Argentina participa con 4,1 millones (11,5% del total Latino); ocupando el segundo lugar en Latinoamérica, después de Brasil ( 20,5 millones), siguiendo Chile con 3,6 millones y Perú, 2,5 millones. Estados Unidos aporta casi 207 millones de usuarios y en América Central, México unos 10 millones, (primer lugar en Centroamérica). Ejerce en este momento el liderazgo de Internet conforme a la cantidad de usuarios Estados Unidos, le sigue China ( 79,5 millones de usuarios), el puesto número 10 lo ocupa Brasil y el número 16 México. <http://www.exitoexportador.com>. Finalmente, conforme a la tasa de penetración (porcentaje de la población que emplea Internet), la más alta corresponde a Suecia con un 74,6%; le sigue Hong Kong con 72,5%; Estados Unidos, 68,8% y en los diez primeros lugares no aparece ningún país de América del Sur y/o América Central.
Frente a estas cifras, no deja de llamar la atención que Latinoamérica es el lugar de mayor crecimiento potencial de Internet y algunos periódicos on-line han superado a sus versiones impresas. Si se suma la totalidad de usuarios entre América del Sur y Central, tenemos un potencial mercado de unos 50 millones de personas, que va en franco crecimiento y que se constituye en una cifra para nada despreciable. América Latina cuenta con un millón de dominios registrados en Internet y Chile representa el país con mayor penetración de Internet en Latinoamérica, con un 23,8%, siendo el segundo país con más dominios registrados en la región después de Brasil. Argentina tiene un porcentaje de penetración de Internet de 11,2% (quinto lugar) y en cantidad de dominios registrados, 46036, cuarto lugar (fuente:<http://www.tendenciasdigitales.com>).
Un nuevo target
Hemos señalado las grandes posibilidades que representa este mercado llamado “ciberespacio” para la economía latinoamericana. Encontramos una explicación de este fenómeno social de cambio que han introducido las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de las personas. Asimismo, con la aparición de estos nuevos consumidores aparecen nuevos estudios de mercado, justamente para responder a las necesidades de este medio de comunicación, como consideramos a Internet, con usuarios tan disímiles, heterogéneos y simultáneos, puestos a disposición de todo aquel que quiere llegar con sus mensajes y se conecte a la red.
Ahora los estudios de mercado incorporan variables conforme a las características que presenta este medio. Distribución por sexo, antigüedad de uso, ingresos, nivel de estudios, frecuencia de uso de Internet; lugares desde donde se accede: hogar, trabajo, cibercafés, universidad, etc. Hábitos de empleo de Internet, servidores que se emplean ( gratuitos y pagos); sitios que frecuenta, directorios, buscadores, metabuscadores más empleados. Conexión telefónica, banda ancha... Evidentemente, todos estos datos procesados y analizados para poder determinar características de un mercado que está en constante fluctuación, permanentes cambios y sostenido aumento.
Los ciberconsumidores tienen a disposición compras on line, nuevas operatorias comerciales de productos y servicios. Por otra parte las empresas necesitan tener presencia en la web con su sitio; establecer relación costo – beneficio; presencia – ausencia en la web. Consumidores de productos gratuitos como publicaciones y crecimiento de cibercafés desde donde se leen los periódicos.
Sin lugar a dudas, una nueva economía que está en constante crecimiento y expansión. En constante movimiento que generan incertidumbres.
Frente al target habitual de la sociedad real, llega el virtual, el del ciberespacio. Simultaneidad de tiempo y espacio, múltiple circulación de información, ciberconsumidores , usuarios de Internet, comunidades virtuales; posibilidad de “emisores anónimos”, con lo que conlleva el anonimato, más allá de ser un hecho de absoluta libertad, plantea el hecho de ampararse en dicho anonimato para cometer ilícitos que atentan contra las personas.
Finalmente
Por una parte, este ciberespacio interactúa entre dos coordenadas: tiempo real versus tiempo virtual y genera ciberconsumidores y ciberciudadanos; acceso desigual a las oportunidades cualquiera sean su índole, desde la esfera individual a la colectiva; desde las diferentes posibilidades geográficas de vida: ciudades - áreas urbano-marginales- marginales; acceso a la educación, servicios asistenciales; desarrollo científico-tecnológico.
Capítulo aparte merece también el tema del desarrollo de las empresas a través de Internet, donde la venta planetaria ya no es tema de libros de ciencia ficción y donde también los modos de pago y diferentes operatorias, han necesitado adecuarse a estas nuevas posibilidades. Una manera de organización diferentes, con parámetros también distintos.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han variado y van a variar nuestro entorno inmediato de tal manera, que el cambio tecnológico tiene incidencia real e inmediata sobre nuestras acciones.
En este aquí y ahora es donde nos situamos para hablar de Internet: el medio de comunicación del Nuevo Milenio. En las autopistas de la información, la arroba, el e-mail, el chat, los foros, las publicaciones on-line, la interactividad, la ubicuidad, el tiempo real y el virtual son una manera más de comunicarnos.
Por ello, debemos reconsiderar la influencia de la tecnología y de los medios de comunicación en los múltiples ámbitos sociales y considerar lo indispensable de conseguir una información confiable, pertinente y segura, tanto para conocer a los ciberconsumidores como para tratar con el servicio comunicativo que se nos ofrece y que ofreceremos.
Notas:
1 1ISLAS, Octavio y GUTIERREZ, Fernando. (2003, junio-julio). Fundamentos de las Comunicaciones Digitales. Razón y Palabra, 33 Recuperado en agosto de 2003, de <http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n33/oislas.html>.
2 ISLAS, Octavio y GUTIERREZ, Fernando. (2003, junio-julio) Fundamentos de las Comunicaciones Digitales. Razón y Palabra, 33 Recuperado en agosto de 2003, de <http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n33/oislas.html>.
Referencias:
Mtra. Marisa Avogadro Thomé. Columna "Comunicarte", revista "Razón y Palabra", México, Número 42, diciembre de 2004. Disponible en: http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2004/diciembre.html.